Hace 19 días, el día 21 de julio del año 2012, me dirigí al aeropuerto de Peinador a eso de las seis de la madrugada para coger un vuelo que nos llevaría, al grupo de geólogos de la Universidade de Vigo y a 4 estudiantes (entre los que me sitúo), al aeropuerto de Barajas, Madrid, dónde nos encontramos con Ferran, de Barcelona, que completaría el grupo para ir, con un segundo vuelo larguísimo hasta Toronto, dónde tuvimos que apurarnos para no perder el tercer y último vuelo del día para nosotros, que nos llevaría hasta Saint John’s, una pequeña ciudad de la que saldría el Sarmiento de Gamboa, uno de los siete buques de la Ocean Class de la flota oceanográfica española, con 70,5 metros de eslora, 15,5 de manga y 4,6 de calado a plena carga, vestido de blanco y de rojo, y que lleva el nombre de un importante navegante y cosmógrafo. Y aunque vamos a siete u ocho nudos, este barco puede alcanzar los 15 nudos y tiene una autonomía de 40 días.
El buque llegó a Sain John’s un par de días después que nosotros, y fuimos a recibirlo. Cuando estuvo todo listo y embarcado, nos quedaba un tiempo para ubicarnos en el barco y conocernos todos un poco antes de la primera estación. El barco es amplio y está muy bien equipado, ¡¡hasta tenemos teléfono e internet!!
A medida que hemos ido haciendo estaciones, los 4 estudiantes hemos ido rotando para aprender sobre las distintas operaciones que se llevan a cabo ayudando al grupo científico: hemos pasado por sísimica, CTD, Box Corer, Piston Corer y Gravity Corer; hemos visto el core logger, hemos limpiado las muestras para la descripción de Marta y hemos muestrado casi tres mil centímetros de sedimento que después se analizarán. Nos hemos trabajado mucho, quedándonos por la noche algunos días, madrugando otros, pero también hemos tenido tiempo para descansar, jugar a las cartas, ver la televisión, leer, aprender nudos y ver las olas pasar. Hemos visto delfines, ballenas y medusas, hasta un pájaro herido –probablemente un pálago– se quedó a descansar sobre la cubierta, esperemos que le haya ido bien.
Está siendo un viaje muy divertido, entretenido y provechoso, ha sido mi primera vez. La primera vez que cruzo el Atlántico en avión, la primera vez que visito América, la primera vez que navego en un buque oceanográfico, la primera vez que participo en una campaña oceanográfica, la primera vez que veo cómo funcionan los equipos usados en el buque, la primera vez que cruzo el Atlántico en barco, la primera vez que no veo tierra firme allá donde mire del horizonte y la primera vez que escribo algo sobre mi primera vez. Ahora quedan 4 o 5 días para terminar mi primera campaña oceanográfica, y no estoy segura de si quiero que termine ya, sea como sea me llevaré un bonito recuerdo de este viaje, de la gente con la que he compartido los metros cuadrados que tiene el barco, y la gran cantidad de cosas que he aprendido aquí.
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