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miércoles, 27 de marzo de 2013

Ni un pez por la borda

La mitad de los peces que se pescan en el Mar del Norte se vuelven a arrojar al mar, muertos.
Más de 1,7 millones de toneladas de peces se desperdician cada año en aguas europeas.

DESCARTES Y CAPTURAS NO DESEADAS

Los pescadores españoles se ven obligados a despilfarrar, en ocasiones, hasta la mitad de los animales que capturan, ya muertos o heridos, y que acaban devueltos al mar. 
Este pescado es susceptible de ser consumido y se derrocha por causa de las absurdas leyes de cuotas que impone la Unión Europea. 

Otras razones que hacen que se arroje pescado al mar son: porque se pescan especies cuya cuota se ha agotado, o bien porque los animales capturados no han alcanzado la talla de madurez mínima que exige la normativa, o porque se emplean métodos de pesca no selectivos, así pues las especies no objetivo o no comerciales capturadas se devuelven al mar, muertas o con muy pocas posibilidades de sobrevivir. Todas estas prácticas provocan “descartes”.

Además, existe el problema de la sobreexplotación. Ahora las cuotas de captura se establecen, de media, por encima del 40% de las recomendaciones científicas, por lo que los pescadores están capturando más de lo recomendado como sostenible por los científicos.

Las leyes se han promulgado para intentar conservar las poblaciones de peces, pero, debido a la forma en la que se reparten las cuotas o contingentes de pesca, están teniendo un lamentable efecto opuesto.

Hoy, se establecen cuotas de ciertas especies, especialmente en el Mar Atlántico. Es decir, límites de pesca que indican cuántas piezas de una determinada especie se pueden pescar en lugares donde conviven peces de diferentes tipos.

Los pescadores en numerosas ocasiones no pueden controlar qué variedad están capturando. Es decir, pescar una especie implica atrapar otra, y los marineros no tienen permitido descargar estos peces al llegar al puerto. Su única opción es volver a arrojarlos al mar. En este proceso, la gran mayoría de estos peces muere.

Además, un 10% de los barcos de flota pesquera española son “arrastreros”. La pesca de arrastre consiste en el empleo de una red que barre el fondo del  mar capturando todo lo que encuentra a su paso. Los científicos, ONG e incluso parte del sector pesquero califican este tipo de pesca de demasiado agresiva.

Dado que los descartes no son controlados, es difícil saber exactamente cuántos peces se vuelven a arrojar al mar. Estas medidas provocan que se vuelvan a arrojar al mar, ya muertos hasta un 42% de los peces que pescan en pesca de arrastre, mientras que en la pesca  artesanal este porcentaje baja hasta un 3%, según un estudio de 2011 (Fuente: Vázquez-Rowe, I., Moreira, M.T. y Feijoo, G., 2011).

LAS SOLUCIONES

Reformar la Política Pesquera Común es una tarea complicada, y no existe una solución única y sencilla para acabar con los descartes. La medida podría estar en la combinación de diferentes ideas y políticas, y por supuesto, la colaboración de todos los actores implicados.
 
Una pesca más selectiva tiene que ser una prioridad, así nos aseguraríamos de que más cantidad de los peces adecuados se pescan, ¡y menos de los no deseados suben a la borda!
Además, como consumidor debemos exigir pescado sostenible. Aunque no siempre es fácil encontrarlo. Se debe mirar el etiquetado, que por ley deben tenerlo, y elegir el pescado de temporada procedente de nuestro litoral. Siempre que sea posible se debe comprar los productos procedentes de la pesca artesanal o de artes menores. También puedes consultar algunas guías disponibles en las Web de GreenpeaceWWF o Ecologistas en Acción.
Es necesario cambiar las políticas de modo que sean útiles para los peces, los pescadores y los consumidores. Algunas ONGs tienen propuestas muy interesantes para acabar con las nefastas prácticas de los descartes, disponibles aquí.

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